Willem cumplió dos semanas en casa.
Quince días de adorable imperfección.Es impresionante lo que crece y todo lo que puede aprender un cachorrito en quince días y la cantidad de cosas que hay para trabajar desde el día que llega a casa. Sí, la educación empieza desde que llega a casa, ni un minuto más tarde. Cada experiencia cuenta, cada momento se graba en su pequeña cabecita y “en su corazón”. Y todo eso será parte de él y su futuro.
¿Por dónde empezar? Esta es la gran duda generalizada y creo que viene de la mano de que en realidad se cree que un perro educado es uno que sabe sentarse y dar la patita.
Desde mi punto de vista, un cachorrito necesita TENER EXPERIENCIAS DE CALIDAD, con sus nuevos tutores, su nueva casa, “hermanos perrunos”, sus momentos solo, el veterinario, el auto, otras personas, perros y su nuevo mundo.
Cuando hablo de “experiencias de calidad” no me refiero solo a que sean positivas, sino más bien a que sean posibles de gestionar con éxito. Por ejemplo, sería normal que, al entrar al veterinario, el cachorrito tuviera un poco de miedo o se asuste cuando lo pinchen, por eso es importante ir preparado para el momento y ocuparse de que la experiencia pueda ser gestionada de la mejor manera posible.
A los tres días de haber llegado a casa, Willem se descompuso muy mal y de repente. Salimos corriendo al veterinario, preocupadísimos. Él se sentía muy mal y no podía comer, así que la única manera de darle contención era con nuestro apoyo social, aunque a nosotros nos conocía hacía apenas tres días. Por suerte no era nada grave, se recuperó rápidamente y con la segunda visita al veterinario para su vacuna, pudimos mejorar esa primera experiencia que no había sido la mejor. Llevamos premios ricos, la veterinaria le hizo mimos y pudimos tomarnos el tiempo de que la visita fuera gestionada con calma. Por supuesto esto no ha terminado, con cada visita al veterinario seguiremos trabajando para que, al igual que el resto de nuestros perros, vayan con gusto y tranquilos. No tengan inconvenientes con las manipulaciones veterinarias y comprendan qué se espera de ellos. Este es un tema que suele pasarse por alto. ¡NO! SE DEBE TRABAJAR A CONCIENCIA, no solo porque es más cómodo para el tutor y el veterinario, sino porque es mucho más sano para el perro que tendrá que ir, al menos, un par de veces por año al veterinario. Si, el veterinario puede ser el amigo de tu perro, claro que sí!
¿Qué otras experiencias vivió Willem en estas cortas dos semanas?
Conoció a sus nuevos “papás humanos”, su nueva casa y sus nuevos “hermanos perros”. Con “conocer” me refiero a haber comprendido que a Pincho no le gusta que lo invadan, que Sienna necesita más tiempo y espacio, que la cola de Tarka no es para morder, que Bella siempre gana y que a Nita le costó aceptarlo, pero que ahora le gusta mucho jugar como a él. Comprender que en casa hay un lugar y un momento para cada cosa (hacer sus necesidades, jugar, comer, dormir, estar acompañado y estar solo) y que “mamá y papá” lo aman y son los que lo ayudan y guían a comprender todo eso.
Ya tuvo dos salidas al mundo exterior. La primera a la noche fue “a upa” en el auto, mirando para afuera, aprendiendo sobre luces, ruidos, tránsito y ciudad y luego una mini caminata “a upa” de “mamá y papá humanos” (sin tocar el suelo ya que aún no tiene su plan de vacunación completo). La segunda salida fue en su caja de transporte en el auto, fuimos a un parque donde entrenan perros para obediencia, también sin tocar el suelo aún, estuvo en su corralito con sus juguetes observando tranquilamente mientras los otros perritos aprendían. Nos aseguramos de que estuviera contenido, tranquilo, cómodo y contento. Jugó con una cachorrita quince días más grande que él, conoció otras personas que le hicieron “upa” y le dieron premios.
Además, ya le estamos enseñando a usar la correa (de dos y tres metros de largo) cuando salimos al jardín de casa. Jugamos con muchos juguetes de diferentes materiales, con las reglas y la supervisión correspondiente para cada uno.
Por supuesto, estamos dándole mucha atención al vínculo afectivo y ya estamos enseñándole algunas palabras del código de comunicación que, a mi entender, es la base de la comunicación efectiva con nuestros perros.
También está aprendiendo algunas conductas como el sentado y el parado (como posición base y estable). También empezamos a hacer algunos ejercicios de autocontrol y conexión visual.
¡Cada comida es una aventura! Esto es algo muy importante que suele tomarse a la ligera y se pierden muchas oportunidades de aprendizaje. Una de las cosas que suelo recomendar es que los perros no coman del plato, sino que se aproveche cada comida para que nuestro cachorrito aprenda sobre diferentes materiales, texturas, olores. Que aprenda a solucionar problemas, que se vaya familiarizando con diferentes ruidos, entre otras cosas ¡Cada comida debe ser una linda aventura!
Esto es solo un resumen de dos intensas semanas de adaptación a su nueva vida. Imagínense lo que todo esto significa para este pequeño demonio de 75 días de vida.
Y esto recién comienza.
Mariela Ibarra – Crisol de Razas – Resort Canino
Adiestradora Profesional Cognitivo – Emocional
Especialista en gestión emocional – EDUCAN Instructor